Cogí tu mano sutilmente, casi como una carícia. Tu cogiste mis dedos. Estábamos frente el mar. Pies descalzos, arena fresca, pelo aireado, espuma ferviente y una luna arrebatadora, resplandeciente. Nos adentramos en el agua, la luna nos delumbra... ¡se acerca!
La piel se transforma, se convierte, coge otra textura... la cola de un pez.
Y nos quedamos mar adentro. - Si quieres te regalaré un estrella y cada vez que la mires estaré contigo.- dijo la hermosa sirena de cabellos irisados.
Y nos quedamos mar adentro. - Si quieres te regalaré un estrella y cada vez que la mires estaré contigo.- dijo la hermosa sirena de cabellos irisados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario