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jueves, 25 de agosto de 2011

La piel, espejo de experiencias

Un paralelismo de la piel con aquellas cosas que nos hacen aprender.
En este caso es una piel madura, bello reflejo de experiencias y un largo camino de vivencias. Una piel que ha filtrado, ha regalado, se ha nutrido, ha rechazado, se ha enriquecido... de muchos sentimientos, emociones, sensaciones... necesarias para crecer y desarrollarse.

Una metáfora de la piel como espejo, como lugar donde se sedimentan recuerdos, como parte del cuerpo que deja huella en los otros, que percibe, transmite y vive.
Unos escritos de personas que meditan sobre su infancia o de aquellas cosas que uno hace cuando es niño.




Tanto la piel como el recuerdo de infancia se vinculan porqué forman parte de aquello vivido, de la huella del tiempo en nuestro cuerpo... es el reflejo de la vida y el tiempo en la piel. La piel se hace vieja, refleja lo que hemos vivido, pero en nuestro interior siempre habrá aquel niño, aquella llama encendida.

La piel como el tacto, el lenguaje corporal, todo aquello que tocamos y que palpamos es esencial para conocer tu mundo interior y el mundo que te rodea. Y más en el primeros años de vida, donde la palabra pasa a un segundo papel, dando protagonismo y vida al cuerpo.


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